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quinta-feira, 7 de outubro de 2010

Vinhetas sobre as relações entre o simbólico e a Pulsão de Morte: em construção

"Los seres humanos nacen con toda clase de disposiciones, sumamente heterogéneas.
Pero cualquiera que sea su suerte fundamental, su suerte biológica, lo que el análisis revela al sujeto es su significación. Esa significación es función de cierta palabra, que es y no es palabra del sujeto: él recibe esa palabra ya totalmente hecha, es su punto de pasaje. No sé si se trata de la palabra clave primitiva del Libro del Juicio, inscrito en la tradición rabínica. No miramos tan lejos, tenemos problemas más limitados, pero en ellos los términos vocación y llamada poseen todo su valor. Si no existiera esa palabra recibida por el sujeto, y que remite al plano simbólico, no habría ningún conflicto con lo imaginario, y cada cual seguiría pura y simplemente su inclinación.

La experiencia nos muestra que no es así. Freud nunca renunció a un dualismo esencial como constituyente del sujeto. Esto no significa más que estos recruzamientos. Quisiera continuarlos. El yo se inscribe en lo imaginario. Todo lo que es del yo se inscribe en las tensiones imaginarias, como el resto de las tensiones libidinales. Libido y yo están del mismo lado. El narcisismo es libidinal. El yo no es una potencia superior, ni un puro espíritu, ni una instancia autónoma, ni una esfera sin conflictos-como se osa escribir-sobre la cual tendríamos que tomar apoyo. ¿Qué es esa historia? ¿Debemos exigir de los sujetos que posean tendencias superiores a la verdad? ¿Qué es la tendencia trascendente a la sublimación? Freud la repudia de la manera más formal en Más allá del principio del placer. En ninguna de las manifestaciones concretas e históricas de las funciones humanas ve la menor tendencia al progreso, y esto posee cabalmente su valor en aquel que inventó nuestro método. Todas las formas de la vida son igualmente sorprendentes, milagrosas; no hay tendencia hacia formas superiores.

Es aquí donde llegamos al orden simbólico, que no es el orden libidinal en el que se inscriben tanto el yo como la totalidad de las pulsiones. Tiende más allá del principio-del placer, fuera de los límites de la vida, y por eso Freud lo identifica al instinto de muerte. Releerán ustedes el texto y verán si les parece digno de aprobación. El orden simbólico es rechazado del orden libidinal que incluye todo el dominio de lo imaginario, comprendida la estructura del yo. Y el instinto de muerte no es sino la máscara del orden simbólico, en tanto que-Freud lo escribe-está mudo, es decir, en tanto que no se ha realizado. Mientras el reconocimiento simbólico no se haya establecido, por definición, el orden simbólico está mudo.

Al orden simbólico, a la vez no-siendo e insistiendo en ser, apunta Freud cuando nos habla del instinto de muerte como lo más fundamental: un orden simbólico naciendo, viniendo, insistiendo en ser realizado. (LACAN; 29.06.55).



segunda-feira, 26 de julho de 2010

Alguns comentários sobre: Violência e Pudor

Piera Aulagnier em seu livro "A Violência da Interpretação" nos brinda com uma frase inquientante: "viver é experimentar de maneira contínua uma situação de encontro". É de um encontro com o saber e do amor subjacente constituído que indico aos leitores desse blog um importante texto de Diana Rabinovich "Violência e Pudor". Nele, a psicanalista aborda o pudor sob a ótica da psicanálise tomando de Lacan sua teorização de base iniciada em "Kante com Sade"(1963). Nele, a experiência sadiana é compreendida no plano da violação, no mais íntimo do sujeito ao atingir seu pudor, “pois o pudor é ambiceptivo das conjunturas do ser: entre dois, o despudor de um constitui por si só a violação do pudor do outro” (783).
Diana áfirma que Lacan
"es el único psicoanalista que lo ha teorizado como algo correlativo de la constitución del sujeto, es decir, de la subjetivación como tal, si entendemos por sujeto al sujeto dividido, siempre, entre dos significantes S1 y S2; significante primero y significante segundo, que nunca alcanzan a delimitar, a producir un efecto de sujeto completo"(p.74).
O que Rabinovich destaca da teoria do pudor na obra de Lacan é justamente a relação do sujeito com o Outro, perpassando pelo objeto a e com isso demonstrando que o processo de subjetivação perpassa a causa do desejo e o mais-de-gozar. Assim ela faz uma travessia pelos escritos, seminários, e, principalmente, pelo texto capital da "Significação do Falo" tendo como fio condutor a questão do pudor. Neste último artigo de Lacan é destacado o momento em que Lacan conclui: “o demônio do pudor aidos (scham) surge no momento no qual o mistério antigo do falo é desvelado” (Lacan 1958). E sinaliza que falamos constantemente sobre o "vel do pudor". O ponto central é que o pudor está na divisão do sujeito enquanto posição de objeto a. Para Lacan, nos diz Diana, a única virtude do sujeito é o pudor e é justamente por isso que o analista deve respeita-lo e jamais violá-lo, constituindo, caso o viole, uma violência.
Não existe nada que nos completa, não há o homem ideal e não existe A Mulher, todos somos fraturados, divididos, o pudor é o reconhecimento simbólico disso. Rabinovich complementa:
Ante esta inexistencia de la relación sexual, aparece un horror al saber, en tanto saber inconsciente, ya que en él no hay inscripción que dé cuenta del sexo o de la sexualidad. Lo que centra es un vacío, justamente la inexistencia de la relación sexual. Porque no hay verdad del sexo, sino tan solo un agujero, el inconsciente habla todo el tiempo de él, sin mostrar la ausencia que lo rige. Y así como hay un horror al saber, también hay un amor al mismo, punto en el que Lacan desplaza el saber del amor, del deseo al amor.  
A violação do pudor constitui uma violência simbólica que toca do âmago do sujeito e o joga no desamparo rumo ao horror. Os mais diversos mecanismos perversos de violação são trabalhados, incuindo os realite shows como o big-brother. Viola-se também com o olhar, com o mostrar, com a voz e com o ato. Conclui-se então que a perversão está presente nas relações atuais, uma per versão, uma versão do mal. Cita Hanna Arendt para concluir que um mal radical está presente em nossa cultura e, com uma delicada e discreta crítica questiona aqueles que não querem saber nada sobre isso, no que está aos olhos, mas também no horror ao saber.
Leitura instigante, que merece releituras!
Essa resenha não abrange todo o texto, apenas é um recorte.
Onde conseguir: Psicoperspectivas revista de la escuela de psicología. Facultad de filosofía y educación. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. vol. VI 2007 [pp. 73 - 81]

quinta-feira, 22 de julho de 2010

Criar ou Malcriar?

Interessante artigo de Diana Rabinovich, publicado por Mila Dosso no Jornal argentino Diario do Norte, reflete sobre a função dos pais na educação de seus filhos na sociedade atual. Ela analisa quais são os grandes obstáculos no exercício de suas funções que produzem nos pais uma destituição de seus lugares, além de muita culpa.
Atualmente, os pais transferem suas funções para a Escola, os legisladores que determinam se deve ou não dar uma palmada, gritar, colocar de castigo, proibir brincadeira e os acessos aos bens culturais. Com isso a sociedade apenas ensina para suas crianças que seus pais não tem condições de lhes oferecer nenhuma segurança, nenhuma amarração simbólica, suas heranças estão prejudicadas, desqualificadas e sem valor. Nenhuma figura de autoridade representativa das Leis simbólicas são merecedoras de atenção, respeito e muito menos admiração. Estamos em um momento complexo e repleto de menacismos de coisificação. Onde estão nossos sujeitos?
Boa leitura e reflexão!
"Nos dijo la directora que si sigue como el año pasado lo tengo que cambiar de escuela. Tiene malas notas, contesta mal, no presta atención”. “Pasa todo el día con la tele o la computadora. No lo puedo sacar”. “Es muy agresivo, tiene 9 años y se pelea con todo el mundo”. “No acepta la ropa que le quiero poner, no le puedo hacer tomar los remedios, si no hago la comida que él quiere no come”. “Apenas tiene 13 años y todo el día anda en la calle” “Si yo a los 5 años hacía eso me mataban”.

¿Por qué a los padres les cuesta tanto educar a sus hijos, ponerles límites?
Tradicionalmente el manejo de la autoridad en el núcleo familiar ha sido autocrático. Los padres imponían las normas, corregían, castigaban y premiaban. Ni el poder ni la autoridad se compartían con los hijos y era el papá, en definitiva, quien tenía la última palabra, porque en él residía la responsabilidad socioeconómica y moral de la familia. Creían en la naturaleza didáctica del rigor. Ejercían la autoridad incluso con dureza ante la idea de que nada era más provechoso que ‘un buen cachetazo a tiempo’, y enfrentaban los reproches filiales con un rotundo ‘ya me lo vas a agradecer’.
Los padres de hoy, en cambio, se retuercen de culpa ante cada ‘no’ o cada ‘basta’ y sienten pánico de que el futuro pase facturas. Les espanta parecerse a ciertos padres de antes y está bien. Pero al definir nuestro rol sólo por oposición, nos vamos al extremo del ‘sí’ fácil. Y eso también se paga. Décadas de tolerancia en la crianza de los hijos, aplicadas por padres culposos, generaron niños con grandes dificultades para asumir responsabilidades, respetar
límites o demostrar respeto por los demás.
El problema no es que el sistema que funcionó durante décadas se haya resquebrajado o dejado de funcionar. El problema, según los que saben, es que aún no se ha reemplazado ese modelo por otro en el que los chicos asuman responsabilidades e incorporen normas familiares de otro modo. Desde esta óptica y en algunos aspectos, la equiparación de roles entre el papá y la mamá en el seno familiar no parece haber sido del todo beneficiosa. La mamá siempre fue asimilada a ‘lo calentito’ del hogar, la que aportaba la calidez, la contención y hasta cierta complicidad. El padre, a la voz categórica y definitiva, sin discusiones. Hoy, al tener tantos roles, la madre perdió su histórica función, y eso no sólo está complicando las identificaciones sino que los hijos no tienen muy claro cuál es el papel de cada uno de los padres y en quién reside la autoridad.
¿Criar o malcriar?
Los especialistas aseguran que los límites son fundamentales para que el chico pueda incorporar una protección. “Dejar que un hijo crezca con absoluta libertad no es criar sino malcriar”, afirman. La crianza tiene que ver con una limitación, y no poner límites es dejar al chico a expensas de buscar sus propias limitaciones. Los límites son los valores, reglas y normas, en los cuales cada ser humano estructura su personalidad. Son parámetros conductuales aprendidos que rigen el comportamiento e indican si es adecuado o no. Los padres tienen que balancear entre fomentar la confianza y la autonomía de sus hijos y enseñarles que el mundo puede ser un lugar peligroso e inseguro.
Pero en ocasiones algunos papás dan demasiada libertad en cuestiones no muy apropiadas o demasiados privilegios antes de que los niños o adolescentes estén adecuadamente preparados para ello; por otro lado, otros mantienen un control demasiado rígido con los hijos negándoles las oportunidades para madurar y aprender a tomar decisiones por sí mismos, y a aceptar las consecuencias.
Cuando los chicos provocan o se portan mal, están pidiendo desesperadamente alguna autoridad que les quite la responsabilidad de autolimitarse. Nos guste o no somos limitados, no somos omnipotentes. Y aprender eso desde pequeños puede ayudarnos de adultos. La realidad no es tan manipulable como los chicos imaginan desde su pensamiento mágico y egocéntrico. Por eso hay que enseñarles a aceptar un no, a entender que no todo saldrá
siempre como lo desea, que no siempre va a lograr lo que se propone.
De esta manera va a desarrollar tolerancia a la frustración, un rasgo fundamental de la personalidad adulta. Así, cuando un papá o una mamá dicen ‘eso no’, ‘basta’ o ‘no hay más’ están funcionando como representantes de lo real para ese hijo: le están adelantando situaciones que tarde o temprano deberá experimentar. Lo están ayudando a crecer. No hay recetas.
No se trata de andar a los gritos ni a los golpes. Basta con decir no y sostenerlo. Basta con bancarse, por un rato, ser ‘el malo de la película’. En algunos casos hay también, por parte de los padres, un exceso de explicaciones: hay razones que tienen que ver nada más que con el “porque yo lo digo”, es decir, con que uno es el adulto y decide, sin ninguna otra razón o explicación. Sin embargo, los adultos de hoy explican tanto el “porque no” que parece que estuviesen pidiendo disculpas, que no estuvieran seguros de lo que hacen y dicen, lo cual es también nocivo para los chicos.
Otro enemigo recurrente de los límites es el consumo. Muchos padres silencian las demandas de los hijos con objetos y regalos: “si te bañás te compro algo”, “si hacés los deberes te llevo al cine”. De esta manera, se entra en una negociación permanente con el chico, lo cual lo va a convertir en un transgresor, porque no incorpora la norma
sino la negociación.
Pero sea por comodidad, sea por confusión, los padres de hoy huyen despavoridos de la posibilidad de poner límites. No es fácil. Los hijos le devuelven a los padres un espejo de lo que hicieron, de lo que hacen. Lo que hace un chico suele hablar de los grandes que lo rodean. De modo que prestemos atención cuando corroboramos que nuestro hijo es agresivo, mal criado, mal educado o haragán.
“Se ha devaluado y degradado la idea de mérito, de que hemos de merecer algo en función de lo que hemos hecho para obtenerlo. Se ve claramente en la supresión de sanciones adecuadas en las escuelas. No se corrigen las faltas de ortografía o de gramática y la consecuencia está a la vista: los jóvenes no saben escribir ni leer, ni hablar, y circulan con un vocabulario paupérrimo. Casi puede afirmarse que hay un trabajo en contra de nuestro carácter de seres determinados por la cultura, una dimisión de la civilización, y cada vez se enfatiza más que seamos animales alegres, pero animales por fin `naturales’. Un ejemplo de ello es la pérdida de pudor, que sabemos tiene determinaciones históricas, cosa de la que se da prueba claramente en la televisión, que ha creado una cultura en la que mostrarlo todo está bien, burlarse y humillar al prójimo también”. (Diana Rabinovich, profesora titular de la Facultad de Psicología de la UBA.)

segunda-feira, 19 de julho de 2010

Museu Mefistofélico no Curso Livre Folclore e Cultura Popular

Com o intuito de fazer circular as boas falas e as pesquisas de ponta que não são midiáticas, nosso blog prestigia o Curso Livre de Folclore e Cultura Popular que acontece essa semana no Rio de Janeiro e em especial, a palestra do Prof. Dr. Alexandre Corrêa intitulada "O Museu Mefistofélico: Museologização da Magia Negra no Tombamento do Primeiro Patrimônio Etnográfico do Brasil" que será ministrada no dia 22/07/20104 as 14hs. Trata-se de uma pesquisa de cunho antropológico e da sociologia da cultura que faz um dialógo com a psicanálise, literatura, filosofia e artes.
Vale conferir!
"Com o tema "Biografias: trajetórias e escritas culturais", o Centro Nacional de Folclore e Cultura Popular (CNFCP) vai realizar, de 19 a 30 de julho, a edição 2010 do Curso Livre de Folclore e Cultura Popular, com a intenção de fazer um recorte amplo e refletir sobre as relações possíveis entre o biográfico e o popular".
Serviço: Curso Livre de Folclore e Cultura Popular 2010Período: 19 a 30 de julho de 2010. 30 de agosto de 2009 - entrega de trabalhos finais (opcional) Inscrições De 05 a 09 de julho de 2009, de 10h às 17hTaxa: R$ 100,00 Vagas: 50 Carga horária 80 horas - 50 horas-aula, 30 horas de atividades extras
Local Auditório do Museu de Folclore Edison Carneiro InformaçõesSetor de PesquisaCentro Nacional de Folclore e Cultura Popular Rua do Catete, 179 (metrô Catete), Rio de Janeiro, RJ pesq.folclore@iphan.gov.br Tel: (21) 2285.0441 / 2285.0891, ramais 214 e 215 Fax: (21) 2285.0441 / 2285.0891, ramal 214 Realização Centro Nacional de Folclore e Cultura Popular / IPHAN / Ministério da Cultura Parceria Núcleo de Cultura Popular do Instituto de Artes/UERJ Apoio Associação Cultural de Amigos do Museu de Folclore Edison Carneiro

segunda-feira, 5 de julho de 2010

As Impertinências de um reconhecimento


O que o Outro quer de mim? O que o Outro quer comigo? O que queres? Essas são as primeiras interrogações que o sujeito faz para alcançar o amor e o reconhecimento. Diante do júbilo do olhar da mãe, o bebê se identifica com sua imagem no espelho. Nesse tempo, esse sujeito em constituição se oferece em conformidade ao desejo do Outro até o momento em que a privação desse olhar jubiloso abrirá espaço para a castração introduzindo a falta, em forma de Lei, motor do desejo.
Freud nos dizia que tudo o que queremos se traduz em dois significantes: amor e reconhecimento. Nossa trajetória visa alcançar esses dois tesouros. Quais os caminhos identificatórios que situam o sujeito diante do que procura? Quais as imagens de sucesso, fama, felicidade, alegria, bem-estar e prazer que são oferecidas?
Participar na formação de profissionais no campo ético e perpassado pelo respeito e a dignidade, como é o caso de inúmeras profissões, como, por exemplo, a de professor é positivada no imaginário social com o signo do bem sucedido?
Dedicar horas em pesquisas e estudos que culminam em melhor qualidade de vida de uma coletividade é positivado com a marca da felicidade e do prazer?
Quais são os ideais que circulam em nossa sociedade e que nutrem diariamente os sonhos de nossas crianças e nossos jovens?
Uma criança que acompanha seus pais trabalharem dia e noite com seriedade e paixão, mas ao final do mês percebe que seus pais, que se dedicam tanto ao TRABALHO, não podem usufruir de equipamentos culturais e de lazer porque não recebem o suficiente para ir ao cinema, teatro, comprar bons livros e realizar viagens e festas para celebrar suas próprias vidas, certamente vai questionar sobre o reconhecimento de suas práticas e compará-las com o que é reconhecido coletivamente.
O que é reconhecido em nossa sociedade e que recebe com insistência de toda a mídia dozes intensas e quase histéricas de aplausos e júbilo? Façamos um teste: é só ir a uma banca de jornal com uma criança de seu convívio e conversar um pouco com ela sobre o que viu, o que achou e o que percebeu. A maioria dos meninos quer ser jogador de futebol e a maioria das meninas atriz, modelo ou cantora. Será que o imaginário social indica com entusiasmo o prazer que a leitura de um bom livro pode produzir? Parece que prazer e dimensão simbólica estão mutuamente excluídos. Se há alguma relação entre prazer e livro, parece haver apenas naquele retirado das revistas masculinas, que não inclui a dimensão simbólica, mas apenas o prazer em olhar o belo ou o erótico, quando não é pornográfico (uma questão de intimidade e escolha de cada um). Bem, aqui também há outra questão interessante. Existe a “censura” da faixa etária indicativa em filmes e peças de teatro. Indicação que serve para orientar os pais, mas que por lei não pode proibir, pois só compete aos pais a decisão do acesso de seus filhos às produções culturais, o que não ocorre nas bancas de jornais e nos orelhões de algumas cidades. A questão não é moral, pois o sexo faz parte da vida e o belo é seu sustento. O que está em pauta nessa reflexão é o processo de reconhecimento coletivo em nossa sociedade que interfere diretamente na construção dos ideais de cada sujeito. E o primeiro acesso ao reconhecimento é pelo imaginário, a dimensão simbólica é um processo a posteriori que vem num só depois de toda uma rede de significações tecidas.
É importante pensar sobre o que é fonte de reconhecimento numa época de Copa do Mundo em que os jornalistas esportivos erguem os jogadores e seus times ao panteão dos deuses, em que jogadores de futebol, ídolos se milhares de crianças e jovens, ganham somas absurdas de dinheiro, assumem práticas ilegais e criminosas e são acolhidos sem passar pela Lei e pelas conseqüências dos seus atos. Pior ainda, numa época em que pessoas não podem andar tranquilamente pelas ruas, não por conta de assaltos, mas porque podem ser jogadas pelos ares em chamas se tiver o azar de pisar em um bueiro da light no momento de sua explosão.
São constantes as reclamações sobre o comportamento de crianças e jovens, sobre a violência nas escolas, sobre a falta de limites, sobre a intolerância e assim segue uma vasta lista de queixas que só encenam um imaginário social resultante das impertinências de um reconhecimento de personagens que quanto menos estudam mais ganham, quanto menos respeitam mais são respeitados, quanto mais sínicos mais reconhecidos como espertos e inteligentes.Diante do espelho, o que nosso País deseja revelar e diante de que imagens quer produzir júbilo?

terça-feira, 22 de junho de 2010

Ódio e Crença no circuito alienante


O artigo, assinado pelo filósofo Paolo Flores d'Arcais, que reproduzo a seguir e publicado no jornal El País e no blog da Fundação José Saramago, nomeia com inteligência o destino da crença religiosa diante da alteridade: o ódio. A dimensão do sagrado ou da fé podem tomar uma direção distinta da crença. A crença anula a crítica, o pensar, a plasticidade dos investimentos e dos afetos. Para reafirmar a crença é necessário negar tudo o que a contradiz. Própria ao universo da certeza, alienada no Outro, a crença só permite a proliferação do mesmo, do idêntico a si mesmo. Toda a angústia própria ao humano é contida pelos mantras, ditos e rosários. Os pensamentos e afetos contraditórios são negados e silenciados retornando sob forma disfarçada e substituta em medos, fobias, depressões. Nega-se a alteridade negando por extensão a singularidade. Perpertuar-se na crença é ser vassalo do Outro, é permitir uma invasão subjetiva que produz com vigor e força o ódio e a repulsa. Contudo, o ódio por essa invasão, o ódio de si, transforma-se em ódio pelo alter. O ódio teológico contra Saramago é o ódio que une tais crentes.


Odio Teológico contra Saramago

22/06/10

El artículo de 'L'Osservatore Romano' contra el fallecido Nobel portugués no despide más que una ira furiosa y vulgaridad. Lo único que consigue es delinear un proceso exactamente al estilo del Santo Oficio.
José Saramago ha dejado la isla de Lanzarote. Sus restos mortales han ido a Portugal, donde serán incinerados después de la capilla ardiente. Una parte de sus cenizas regresará a la isla para ser sepultada al pie de un olivo". Las agencias de noticias que transmitían estas informaciones añadían otra más: el gran escritor desaparecido era objeto de un reconocimiento extraordinario, el ataque furioso del diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, tan dominado por la pulsión del anatema que daba salida a una prosa desquiciada y torcida. Pero ya se sabe que la caridad cristiana, en manos de la Iglesia jerárquica, puede hacer milagros.
Es evidente que las inolvidables novelas del Nobel portugués tienen la capacidad de absorber al lector "en cuerpo y alma", despiertan su espíritu crítico y, al mismo tiempo, las emociones y la fantasía, incluso ante temas sobre los que la Iglesia jerárquica pretende ejercer un monopolio vigilante, si el órgano oficial del presunto Vicario de Cristo en la Tierra ha sentido la necesidad irrefrenable de vomitar a tambor batiente un vade retro! de injurias incoherentes, con el cuerpo aún caliente, en vez del requiescat in pacem canónico.
Comienza con que "aunque haya fallecido a la respetable edad de 87 años, no podrá decirse de José Saramago que el destino le mantuvo con vida a toda costa", una expresión que tal vez pretende ser una utilización irónica de una frase de su novela Todos los nombres pero que, por el contrario, no despide más que odio y vulgaridad.
A continuación inicia el rosario de acusaciones contra sus novelas, su contenido, su estilo, todo: "La Historia con mayúscula en filigrana con la del pueblo" (solo faltaría, en alguien que era novelista y no historiador), "una estructura autoritaria totalmente sometida al autor, más que a la voz narradora" (a la "pluma" del Papa se le escapa que, independientemente de que el relato lo conduzca la voz narradora o el autor, "Madame Bovary c'est moi", como explicaba Flaubert y como sucede con cualquier escritor), "una técnica de diálogo completamente deudora de la oralidad" (no se sabe cuál es el problema, porque la fusión entre narración y oralidad es uno de los elementos estilísticos que hacen que las obras de Saramago sean memorables), "un intento imaginativo que no se molesta en encubrir con la fantasía la impronta ideológica de eterno marxista"; ya está, aquí estamos, eso es lo que saca de quicio al periódico del Papa. Y sobre todo, "un tono de inevitable apocalipsis con un presagio perturbador que pretende celebrar el fracaso de un Creador y su creación".
En resumen, la grandeza literaria es lo de menos. L'Osservatore Romano resulta patético cuando trata de reevaluar bajo el perfil de la creatividad una obra que hizo de José Saramago el mayor escritor vivo y lo único que consigue es delinear un proceso exactamente al estilo del Santo Oficio. Primera imputación: "respecto a la religión, dado que siempre tuvo la mente enganchada en una banalización desestabilizadora de lo sagrado (...), Saramago no dejó nunca de apoyar un descorazonador simplismo teológico". En italiano, lo primero que evoca siempre la palabra uncinata (enganchada) es la croce uncinata, la cruz gamada, una asonancia hitleriana, un lapsus con el que se perjudican a sí mismos, porque es un adjetivo que más valdría haber evitado en el periódico de un Papa que en su juventud lució la enseña de las Hitlerjugend. Pero cuando se es esclavo furioso del odio teológico ya no se controla lo que se dice.
Por otra parte, dado que la otra imagen que evoca uncinato es la de los ganchos en los que cuelgan los cuartos de la res los carniceros, las palabras "una mente uncinata da una banalizzazione", "una mente enganchada en una banalización", o las ha escrito un genio de la ficción barata, o las han firmado con tinta azul en cualquier gimnasio. Y ahora viene la pregunta: ¿el autor de la necrológica cristiana quiere decir que el cerebro de Saramago estaba desestabilizado por la banalización de lo sagrado (es decir, que estaba loco o era un gilipollas), o que dicha banalización, unida a su materialismo libertario, desestabilizaba la fe de los lectores? Porque, si se trata de este último caso, eso sería un elogio.
¿Y en qué consistiría el "descorazonador simplismo teológico" de que le acusa Claudio Toscani? En haber sostenido (la síntesis es de Carneade) que, "si Dios está en el origen de todo, Él es la causa de todo efecto y el efecto de toda causa" y, por consiguiente, por haberse enojado con "un Dios en el que nunca había creído, por Su omnipotencia, Su omnisciencia, Su omnividencia". Es decir, por haber ilustrado con un talento narrativo espectacular las antinomias de la teodicea, que los doctores de la Iglesia no han sabido nunca resolver pese a siglos de sutilezas teológicas y de agarrarse a clavos ardiendo. Además, Toscani, en su papel de filósofo improvisado, olvida que la característica de Dios que es incompatible con la omnipotencia no es la omnisciencia, sino la bondad y la justicia infinitas, vistos los horrores de los que está llena "Su" creación.
Pero la obra que hizo que las jerarquías de la Iglesia vertieran auténtica bilis, una bilis que aún perdura 20 años después, fue, por supuesto, El Evangelio según Jesucristo, "un desafío a las memorias del cristianismo del que no se sabe qué salvar". No lo sabe el amanuense del Papa, porque sí lo saben muy bien los millones de lectores apasionados y los historiadores del cristianismo primitivo, que dan por sentado que el profeta judío itinerante de Galilea llamado Jesús no se consideró jamás el Mesías (para una minoría, como mucho, "Cristo no sabe nada de Sí hasta cuando está a un paso de la cruz", precisamente lo que Toscani reprocha a Saramago), y que, en efecto, "María fue para él una madre ocasional", hasta el punto de que no sabemos nada de ella aparte de que opinaba que su hijo estaba "fuera de sí" (Marcos, 3:21). Cuando el paladín del Evangelio según Ratzinger concluye, con la lanza en ristre pero la prosa un poco retorcida, que "la esterilidad lógica, antes que teológica, de esos asuntos narrativos, no produce la deconstrucción ontológica buscada, sino que se enrosca en una parcialidad dialéctica tan evidente que es preciso negarle toda credibilidad", solo se puede decir: "de te fabula narratur".
Por otra parte, el odio teológico impide el respeto a la lógica e incluso a los hechos: como golpe final, L'Osservatore Romano reprocha al gran escritor que "un populista extremista como él, que se había hecho cargo del porqué de los males del mundo, debería haber vinculado el problema a las estructuras humanas pervertidas, desde las histórico-políticas hasta las histórico-económicas", exactamente lo que hizo Saramago, con su empeño inagotable "en nombre de los últimos", de los pobres, los marginados, que debería recordar algo a quien pretende predicar el Evangelio todos los domingos. El escritor llamaba a todo esto "comunismo", pero, como ha recordado Luis Sepúlveda, para Saramago, "ser comunista en el confuso siglo XXI" era sencillamente "una cuestión de ética frente a la historia", no era ideología sino entender "la solidaridad como algo unido al hecho de vivir. Nadie se había sacrificado tanto por tantas causas justas y en tan poco tiempo".

Filósofo y editor de la revista Micromega.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Fuente: elpaís.com

sexta-feira, 18 de junho de 2010

As Intermitências de Saramago


Saramago morreu?
Certamente o homem José faleceu junto dos seus de maneira tranquila e digna podendo se despedir daqueles que ama.
Já, Saramago, imortal em sua escrita, em suas idéias e reflexões tornou-se encantado, como publicou Alexandre Corrêa em seu blog.
Sua escrita encantadora que faz o leitor participar vivamente das angústias, reflexões, dúvidas, desejos e suspiros é marca viva da imortalidade de sua literatura.
Como não se inquietar com "Ensaio sobre a cegueira" em que uma cegueira branca como leite enclausura a todos e faz surgir todo o mal. "Ensaio sobre a lucidez" nos convoca a pensar nossas escolhas e a escolha de não escolher, por meio de uma eleição na qual votos em branco ultrapassam os limites aceitáveis da política e da legitimidade da representação pelo voto.
Já em "Intermitências da Morte" Saramago discute a morte. Uma cidade é acometida pela impossibilidade de seus cidadãos morrerem. O caos se instala. Doentes sofrem sem poder pensar no fim. Velhos chegam a exaustão. O desemprego atinge patamares insustentáveis, pois todo o sistema de funerárias, fundos de aposentadoria e o prórprio Estado chega ao colapso. Muitos descobrem que a impossibilidade de morrer só acomete o terrítório local, nas cidades vizinhas a morte é possível. Surge então um tráfico de velhos e doentes em busca de ultrapassar os limites da cidade para encontrar a morte. Um limite desejável e imprescindível para a vida ser possível.
O que falar do "Evangelho segundo Jesus Cristo"? Sem palavras!
Sem palavras diante da morte de uma escritor como Saramago.
Diante de um escritor que fornece palavras e cenas para a importante tarefa de pensar. Vejamos o que foi publicado hoje, dia de sua morte, em um de seus blogs - http://caderno.josesaramago.org/:

Junho 18, 2010 por Fundação José Saramago

Acho que na sociedade actual nos falta filosofia. Filosofia como espaço, lugar, método de refexão, que pode não ter um objectivo determinado, como a ciência, que avança para satisfazer objectivos. Falta-nos reflexão, pensar, precisamos do trabalho de pensar, e parece-me que, sem ideias, nao vamos a parte nenhuma".

A morte de Saramago chega em sua hora, aos 87 anos, sua obra recebe seu ponto final. Obra capaz de nomear o indizível e que permite pensar seus limites pois "Dentro de nós há uma coisa que não tem nome, essa coisa é o que somos" (Saramago; Ensaio sobre a Cegueira)

domingo, 23 de maio de 2010

Pulsão de Morte? Sim!

No Jornal do Brasil deste domingo tivemos uma matéria assinada pelo Prof. Dr. Haron Gamal (Literatura Brasileira UFRJ) sobre o livro de André Martins intitulado "Pulsão de Morte?". Uma crítica muito bem formulada que se serve da filosofia e dos fundamentos da psicanálise como vias de acesso para questionar a tese defendida no livro, sobre uma possível inexistência da pulsão de morte.
Pois, o que gostaria de ressaltar não diz respeito diretamente ao livro, cujo qual não li, mas ao impuxo atual de negar o conflito, as guerras, a violência e o ódio no cerne do laço social. Fala-se em harmonia (é só conferir o tema da semana nacional dos museus[1]), de uma dimensão não conflituosa nas relações heterogêneas, em um consenso que beira as famosas defesas neuróticas responsáveis pelo recalque, ou seja, pela negação do conflito e seu retorno substituto em um sintoma gozador. Gozação que produz vários imperativos e sofrimentos.
Há muito deixamos de crer na inocência infantil, no discurso vitimizado dos humilhados e ofendidos, em todo e qualquer discurso que tente mascarar a responsabilidade de cada singularidade naquilo que vive. Há desejo e por isso há inconsciente e há pulsão de morte! O ódio presente no laço social é a maior expressão da força da pulsão de morte.
O que dizer das cenas odiosas em nossa sociedade? São indícios importantes dos mecanismos de entrelaçamento do sujeito com o Outro pela via do ódio. A violência encenada aponta para significantes encarnados de ódio que sustentam as agressões que subjazem os sistemas paranóicos de controle social, assim como as eleições de um grupo que determina eliminar/odiar outro. Os exemplos são diariamente produzidos: o bullying nas escolas, as brigas entre gangues, as seitas religiosas que elegem o suicídio de seus membros, os conflitos religiosos legitimados pelo significante “guerra santa”, a eliminação dos chamados subversivos nos governos ditatoriais. Além das duas grandes guerras que produziram cicatrizes e marcas profundas. Atos e discursos[2] que se sustentam no laço engendrado pelo mandato da eliminação do outro grupo, pessoa ou idéia eleito a odiar/eliminar.
Odiar e eliminar são verbos conjugados com toda sua força em tempos de guerra, mais do que indicar o objeto a ser eliminado, o ódio funciona para o grupo que odeia como elo comum que sustenta o enlaçamento interno entre seus membros. Um exemplo pode ser pensado a partir da obra “A Dor” de Marguerite Duras. Um livro de memórias no qual o fim da segunda grande guerra toma a cena. Pela via literária, essa mulher lúcida, dá litoral às suas lembranças de juventude. Narra, não só o seu martírio e a esperança em ter de volta seu marido e seu amor, mas também o sofrimento de pais, mães, filhos e mulheres de desaparecidos. Além de escritora, Duras era Militante da Resistência e membro do Partido Comunista Francês. Funda um Serviço de Buscas para localizar desaparecidos de guerra. Filas enormes de parentes se formam para receber notícias ou os pertences dos desaparecidos. Uma dessas filas é formada por mulheres de desaparecidos judeus que reagem com indignação ao fato de um padre ter acolhido um órfão de pais nazistas. Duras percebe o conflito ali em jogo – de um lado viúvas judias recebendo os restos que denunciavam o horror do extermínio dos seus maridos e filhos, do outro lado o acolhimento àquele que descendia dos nazistas. Ela comenta: “Permitia-se perdoar, absolver, ali, imediatamente, ato contínuo, sem ter a mínima noção do ódio que imperava, terrível e bom, consolador como uma fé em Deus” (DURAS; 1986: 30). Um ódio que consola dá contorno à angústia, freia a devastação produzida pela guerra, pelo o que significa o ato do extermínio em massa e barra a invasão de uma barbárie que tem na morte uma meta (pura pulsão de morte!). Preservar o investimento na vida, principalmente nesse contexto social-histórico é fazer algo com o ódio que está no cerne do laço social. Negar a pulsão de morte é neutralizar a força também criadora quando a pulsão de vida consegue capturar a pulsão de morte e colocá-la a seu serviço.
Inúmeros escritos[3] sobre a guerra nos dão notícia de um laço social sustentado pelo ódio. Em Freud temos indicações sobre a complexidade do ódio e das pulsões cruéis e de destruição. Tais indicações fazem referência ao afeto de ódio como primeira modalidade de vínculo entre o sujeito e o outro. Em sua obra destinada a apresentar detalhadamente sua concepção da segunda tópica, “El yo y el ello” (1923), Freud nos fala do ódio como precursor do amor:
Nos está permitido sustituir la oposición entre las dos clases de pulsiones por la polaridad entre amor y odio. Hallar un representante del Eros no puede provocarnos perplejidad alguna; en cambio, nos contenta mucho que podamos pesquisar em la pulsión de destrucción, a la que el odio marca el camino, un subrogado de la pulsíon de muerte, tan difícil de asir. Ahora bien, la experiencia clínica nos enseña que el odio no solo es, con inesperada regularidad, el acompañante del amor (ambivalencia), no sólo es hartas veces su precursor em los vínculos entre los seres humanos, sino tambíen que, en las más diversas circunstancias, el odio se muda em amor y el amor en odio. (FREUD; 1923/2007: 44)
Tentar negar a pulsão de morte é fechar os olhos e os ouvidos para a angústia, para todo um endereçamento de questões importantes que ficam sem meios de trabalho para elaboração. É tamponar todo um saber que nos vem desde os gregos com o mito de Pandora, Aristóteles com a Retórica das Paixões, Descartes com as Paixões da Alma. É fazer de Freud um tolo perturbado, quando na verdade toda sua genialidade foi de ver o que era próprio do humano. É desconhecer o saber ancestral e popular que nos informa da dualidade entre os afetos de amor e ódio. O conceito lacaniano de amódio resume bem isso. Pior ainda é naturalizar aquilo que é simbólico! Digo isto a partir da experiência psicanalítica que me levou hoje em curso de doutorado a pesquisar o ódio nas paranóias persecutórias. É preciso não temer a investigação e um pensamento que leve em consideração a pulsão de morte. Fugir do inevitável enfraquece a potência da vida, mergulhando o sujeito no engodo de uma fantasia morta desde o princípio por ter abandonado a força da criação.
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[1] vide blog http://gpeculturais.blogspot.com/2010/04/museus-e-harmonia-social.html do antropólogo Alexandre Fernandes Corrêa.
[2] É importante ressaltar que ao elencar tais exemplos não os situo dentro de uma mesma problemática cuja especificidade e construção respondem a determinantes variados. O que chamo a atenção é que há um laço de ódio que posiciona de um lado um grupo que se define pela missão de agredir o outro, ou por que se sente perseguido ou porque deve perseguir.
[3] TOLSTOI (1865-69); FREUD (1915, 1923, 1932, 1938); DURAS (1986); ARENDT (1958, 1994).
Imagem: II Trionfo della morte

domingo, 16 de maio de 2010

RESUMOS EM CONGRESSOS 2010

IV CONGRESSO INTERNACIONAL DE PSICOPATOLOGIA FUNDAMENTAL

TEMA: O AMOR E SEUS TRANSTORNOS

TÍTULO DA MESA: O AMOR ENTRE O MAL, O ÓDIO E O MASOQUISMO

TÍTULO: As intermitências do amor na psicose

RESUMO: A análise de três fragmentos clínicos que encenam a “falha no amor” característica da psicose – Schreber e as injúrias de um Deus Maligno, Aimée e a passagem ao ato e Nijinsky na deriva de amor indiferenciado –, introduz a questão das implicações do ódio na construção da paranóia. Considerando que o ódio é, para Freud, anterior ao amor e que em Lacan, está situado entre o Real e o Imaginário – no ato fundador do sujeito e no lugar do gozo do Outro –, chegamos a duas acertivas lacanianas: 1. O ódio “é o que mais se aproxima do ser” (1955) e 2. Há na psicose uma “falha no amor” (1976) que produz um “amor morto” (1956). No caso da paranóia, o amor ressurge em sua face de ódio ao instaurar a dupla perseguido-perseguidor. Laço que produz efeitos significantes dando ao ódio uma função de, mesmo sendo expressão da pulsão de morte, estar a serviço da vida (Freud;1915). É através do ódio, por meio dos significantes que situam o investimento paranóico, que o sujeito produz um discurso delirante que pode, ou não, o conduzir à estabilização.
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III CONGRESSO BRASILEIRO PSICOLOGIA CIÊNCIA E PROFISSÃO
Título da Mesa Redonda: “A Ética da Psicanálise Posta à Prova: Situações Limite"
TÍTULO: A dimensão ética da psicanálise na escuta do ódio na clínica da psicose.

RESUMO: A experiência que compete à clínica psicanalítica da psicose é permeada de inúmeras apostas que se sustentam na ética da psicanálise e no desejo do psicanalista que, ao “secretariar o alienado”, aposta que há um sujeito na psicose e, conseqüentemente, deve assumir uma posição de “não ceder diante da psicose”. Além de uma aposta no sujeito na psicose, a ética do bem-dizer deve entrelaçar e sustentar a ética do desejo que responsabiliza o sujeito e seu desejo. A clínica sustentada pela psicanálise inaugura uma via para o delírio que, ao invés de ser silenciado pela psicofarmacologia, tem lugar de fala, inaugurando, portanto, uma dimensão ética para o sujeito psicótico. Um lugar de fala inclusive para o ódio, enraizado nas modalidades do gozo do Outro, que no auge da alienação invade o sujeito encarnado e materializado no objeto persecutório que lhe deseja todo o seu mal, o seu pior. A psicanálise é posta à prova em situações limite como essa que exige uma posição ética alicerçada no estofo teórico-clínico que faça valer o sujeito e seu desejo, sustentando inclusive o ódio como possibilidade do laço social, não cedendo diante da psicose e do ódio. A partir de vinhetas clínicas pretende-se problematizar os alcances e limites éticos na clínica da psicose quando o ódio como manifestação da pulsão de morte pode também servir à vida.

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VI SIMPÓSIO do
PROGRAMA DE PÓS-GRADUAÇÃO EM PSICANÁLISE
TEMA: Psicanálise, Universidade e Sociedade

TÍTULO: DO ÓDIO DA PSICOSE E DO LAÇO SOCIAL

RESUMO: Primeiras reflexões de um percurso de pesquisa inicial sobre as implicações do ódio na construção da paranóia na psicose, tendo como ponto de partida a noção lacaniana de Kakon (inimigo interior) explicitada em três momentos distintos de sua obra – dos crimes “imotivados” da paranóia (Lacan, 1938) à causalidade psíquica (1946) e à noção de agressividade (Lacan, 1948) – para problematizar a função do ódio, considerando a modalidade do laço social, na operação lógica da equação perseguido-perseguidor. O vetor da argumentação obedece a duas afirmações de Freud e de Lacan, sobre a anterioridade do ódio ao amor e a noção de amódio; respectivamente: “o ódio, sobretudo, conservando-se suprimido no inconsciente por ação do amor, desempenha um grande papel na patogênese da histeria e da paranoia” (Freud, 1909/1987: 137); e “(...) a psicose é uma espécie de falha no que concerne a realização daquilo que é chamado 'amor'. (Lacan, 1976:16). Essa falha, no que concerne ao amor, aponta para a linha que amarra o imaginário com o real, essa fenda do ódio, no qual não há mediatização simbólica possível que barre as figuras do mal, como os demônios, as bruxas, os feiticeiros e a malignidade de intenções e ações interpretadas assim pelo sujeito revelando um Outro sem perda, mortífero, sem Lei. Cabe ao sujeito assumir literalmente “o ódio, que é o que mais se aproxima do ser”, ao qual Lacan denomina de “ex-sistir” (Lacan, 1955/1966: 110) que se traduz pelo ódio primordial a toda alterização que implica a dialética alienação/separação. No campo dos discursos, que é o do laço social, o ódio se apresenta pelas vias da agressividade e da violência diante das figuras que encarnam o mal ou que apenas figuram índices da alteridade. Se o psicótico também é um sujeito dividido e se insere no quatros campos do discurso, o ódio no interior do laço social fornece subsídios para a construção da metáfora delirante, por viabilizar uma simbolização possível que compreende os investimentos do sujeito para dar conta da deriva atrelado a um Outro absoluto que goza dele. Pretende-se, portanto, questionar qual a relação que se pode estabelecer entre laço social e paranóia ao articular o ódio com um primeiro investimento do sujeito.

PALAVRAS-CHAVE: Paranoia, ódio, laço social

sábado, 13 de março de 2010

CIDADE COMO FENÔMENO CULTURAL

Gostaria de chamar a atenção para o tema da última palestra. Trata-se de um trabalho crítico e reflexivo que toca em questões importantes relacionadas às formações subjetivas e o fenômeno da cidade na atualidade. Uma publicação das palestras seria uma excelente política de circulação das ideias.
A mesa redonda do Eixo II – Cultura, Cidade e Cidadania da II Conferência Nacional de Cultura (CNC), realizada nesta sexta-feira no Centro de Eventos e Convenções Brasil 21, em Brasília, foi aberta pelo secretário de Cidadania Cultural do Ministério da Cultura, Célio Turino, que discorreu sobre o tema “Acesso, Acessibilidade e Direitos Culturais”. Para o secretário, direcionar esforços apenas à capacitação física de equipamentos culturais não é suficiente para garantir o acesso da população aos bens culturais. Utilizando a experiência dos Pontos de Cultura, programa lançado pelo Ministério da Cultura em 2005, como exemplo de política pública eficiente, Turino afirmou que “é preciso fortalecer a autonomia e estimular o protagonismo das comunidades”.
Mediada pela secretária municipal de Cultura do Estado do Rio de Janeiro e representante do Fórum Nacional de Secretários e Dirigentes de Cultura das Capitais e Regiões Metropolitanas, Jandira Feghali, a mesa contou também com a participação da jornalista Marta Porto. Tendo o tema “Memória e Transformação Social” como fio condutor de sua apresentação, Marta pontuou a memória como um reservatório de vivências do qual a arte e a cultura se nutrem. Para ela, o papel do gestor cultural é ampliar essa memória e esse repertório. “A cultura revela o espírito de um tempo, e, para isso, precisa de liberdade conceitual. É preciso apostar na multiplicidade das manifestações simbólicas, para que as experiências possam ser compartilhadas e enriquecidas”, afirmou.
O advogado e professor da Fundação Getúlio Vargas de São Paulo, Manoel Pereira dos Santos, contribuiu para o debate falando sobre “O Direito Autoral e os Seus Paradoxos no Século XXI”. Segundo ele, é preciso incentivar a criação e o desenvolvimento cultural, garantindo o acesso aos bens culturais, e não apenas superproteger o autor. “É preciso haver equilíbrio entre o autor e o direito da sociedade, já que ambos são fundamentais. O marco regulatório deve ser revisado”.
“A Cidade como Fenômeno Cultural” foi o tema explorado pelo professor da Universidade Federal do Maranhão, Alexandre Corrêa. “Atualmente, 80% das pessoas vivem nas cidades. A discussão hoje é sobre cidade e natureza, diferente da dicotomia entre urbano e rural”.(Sara Schuabb e Rachel Mortari/ MinC)

terça-feira, 2 de março de 2010

FOLHETIM - REVISTA DE PSICANÁLISE


Vale conferir a Revista Folhetim. Além de conter excelentes artigos, abre o acesso para inúmeros pesquisadores e interessados na psicanálise e em suas conexões. Segue um trecho do editorial assinado por Rosane Melo.
"A publicação anual do Fórum do Campo Lacaniano do Rio de Janeiro, Folhetim, está em andamento, e este oitavo número da revista será o segundo em formato digital. Desejamos que seu novo formato torne-o mais ágil, que alcance um número maior de leitores e constitua uma longa série"
Clique na imagem para acessar a revista.

sexta-feira, 19 de fevereiro de 2010

LABORATÓRIO II - NIJINSKY: O FAUNO

“A conformidade do pé de Nijinsky parece confirmar a teoria transformista; o pé deste bailarino, filho, neto e bisneto de bailarinos, não é construído anatomicamente como o dos outros sêres humanos. A sua estrutura aproxima-se da ave; quando dobra o pé, relativamente muito curto, fazendo sobressair o calcanhar, a extremidade deste está a uma distância quase igual do tornozelo e dos dedos. Esta distância excepcionalmente longa entre o tornozelo e o calcanhar é acompanhada evidentemente duma mesma proporção – ou desproporção, - do tendão de Aquiles, cujo tamanho condiciona as possibilidades de altura de salto. Estes pormenores foram revelados numa radiografia feita em 1916”(REISS; 1958).
Vaslav Nijinsky revolucionou a dança masculina moderna com seus "saltos felinos". Seu corpo, portador de pés-alados, aptos para uma revolução na dança, não pôde ser habito por Nijinsky. Aos 30 anos o bailarino russo já estava em sua Nau...
A psique funda-se nas marcas corporais. No caso de Nijinsky a dança viabilizou algum tipo de metaforização que ligava corpo e psique? O episódio mais significativo dessa relação ocorreu nos espetáculos do fauno. A referência à música de Claude Debussy - Prélude à L’après-midi d’un faune - obra escrita num espaço de dois anos (1892-1894), retrata de maneira perfeita a incorporação que Nijinsky demandava. Cito-a:
“Esta breve peça, quase reminiscente de música de câmara, com sua magia sonora envolvente para a qual concorre grandemente uma distribuição instrumental de sutis equilíbrios, tem o seu tema inicial em arabesco confiado à flauta. Semelhante a uma improvisação melancólica, ele resulta sempre em novas variações e paráfrases, interrompidas de quando em vez por curtos momentos rítmicos cheios de energia. Em tudo e por tudo trata-se de um casamento perfeito com o poema bucólico de Stéphane Mallarmé[1] sobre um fauno, dormitando no horário da siesta mediterrânea, que vai à caça de ninfas para depois, cansado e satisfeito, entregar-se de novo a um descanso letárgico. Contudo, ele não obteve reconhecimento mundial até ser coreografado por Vaslav Nijinsky em 1912 para os Balés russos de Serge Diaghilev”[2].
A música possui nove minutos e dois segundos de execução. Nijinsky realizou sua coreografia em doze minutos, estendendo em três sua leitura. Durante a apresentação, muitas foram as reações diante da criação deste bailarino. Ao final do espetáculo temos um fauno em cena masturbando-se como um animal que ao tentar acasalar não é satisfeito, procurando sozinho a descarga de excitação. No fechamento das cortinas, temos um homem em plena vivência pulsional, que por não ter encontrado representação possível, descarregou no corpo aquilo que a psique não mais suportava. Nijinsky, naquele instante de tempo, transformou-se em um fauno. Metonimicamente parece incorporar as cenas criadas no poema de Mallarmé e as encena no palco. Diaghilev rapidamente vai de encontro ao bailarino para se certificar do ocorrido. Encontra um bailarino exausto, ainda meio homem meio bicho. Cena de um processo de transição ou tradução do ocorrido, Nijinsky parece, neste momento, estar buscando significar, ou seja, metabolizar psiquicamente sua vivência. Transformar-se em fauno foi a saída para uma descarga, na carne, de uma energia libidinal que não encontrou caminhos metabolizáveis por sua psique. Este episódio único, no palco, despertou em Nijinsky a angústia de ser acometido pela mesma doença de seu irmão mais velho – a loucura.
Maribel Portinari nomeia este fato como “O Escândalo do Fauno”[3]. Além de conter este quiproquó, e que Fokine resumiu como “degenerada perversão” (FOKINE apud PORTINARI; 1989: 118), temos a atuação de Nijinsky em cena, oferecendo ao público tanto os seus “saltos felinos” reconhecidos como uma das peças de revigoramento do balé masculino, quanto uma dança na qual “os passos do fauno tinha algo de animalesco e sua perseguição às ninfas, que lhe escapam, terminava em masturbação sobre um véu perdido” (Portinari;1989:118). A reação a este corpo animalesco veio por parte do público e por parte do diretor da revista Le Figaro, que em editorial afirmou: “tivemos um fauno inconveniente com vis movimentos de bestialidade erótica e gestos despudorados. Justas vaias acolheram a excessiva pantomima desse corpo de bicho mal construído, horrendo de frente e mais horrendo de perfil. O verdadeiro público nunca aceitará esse realismo grotesco” (CALMETTE apud PORTINARI; 1989: 118. Grifo meu).
Enfatizei o palco por ser o lugar facilitador para Nijinsky de se comunicar, pois este corpo-psique encontrava na dança um elo, um sentido, um meio de comunicação que suprimia seu déficit com as palavras. Na perspectiva da obra de Aulagnier, o corpo é fundamental para pensar a escuta a qual nós, analistas, propomos, pois a psique faz um empréstimo ao modelo somático. A noção de corpo que a autora apresenta é um “conjunto de funções sensoriais, elas mesmas veículos de uma informação que não pode faltar por ser a condição da sobrevivência psíquica e somática... A relação psique-corpo tem sua origem no empréstimo que a primeira faz do modelo de atividade próprio ao segundo...”(Aulagnier; 1975: 21).
Pensando esta noção de corpo aliada à de sujeito, esta teorização pode responder a determinados impasses que se vivencia no processo de escuta do psicótico. Principalmente para tentar compreender, ou ter mais subsídios para melhor investigar uma sensação de vazio que surge, na situação analítica, decorrente de uma fala repleta de signos desarticulados sem sentido.
O que Nijinsky vê quando olha para o espelho? Diz ele:
“Construirei um teatro com uma forma redonda, como um olho. Gosto de olhar intimamente no espelho e vejo um olho só na minha testa” (Nijinsky; 1918).
Estamos diante de uma incapacidade de fugir do sofrimento, o que Aulagnier[4] chamou de impossibilidade material e libidinal para fazê-lo. O corpo de Nijinsky, vivido e habitado por tantas outras pessoas e animais, parece ser aquele corpo infantil que experimentou através da sensorialidade um contato com o mundo: “O Eu encontrou primeiro seu próprio espaço corporal como o representante metonímico desse espaço que nomeamos realidade...”(Aulagnier; 1990:71).
O corpo como fonte de sofrimento e somente enquanto tal pode aglutinar em si um poder de destruição, mortífero. Nijinsky faz uma equação interessante. Ao se deparar com um corpo que não consegue habitar, mas consegue permitir ser habitado por outrem, ele consegue erotizar seu sofrimento. E é assim que Nijinsky encena no corpo a cena poética de Mallarmé sobre o Fauno. Anos depois, a unidade corporal de Nijinsky será sustentada, não mais pela incorporação de um fauno, mas pela incorporação de Deus em um delírio.
[1] MALLARMÉ, Sthéfane. L’après-midi d’un faune. In: Oeuvres complètes. Paris: Gallimard, 1945. Segue logo abaixo uma tradução de Dante Milano deste poema.
[2] Encarte do CD de Claude Debussy, texto intitulado Imagens de Ondas, Nuvens e Seres Imaginários, com tradução de Roberto Travassos Vieira. P. 5.
[3] Título dado a passagem do seu livro no qual escreve sobre os acontecimentos em torno da criação coreográfica de Nijinsky de L’Après-Midi d’un Faune(1912), no livro: PORTINARI, Maribel. História da dança. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1989.
[4] AULAGNIER, Piera. A “filiação” persecutória. Op. cit. p. 69-81.

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MALLARMÉ

A SESTA DE UM FAUNO

Écloga

O FAUNO

Estas ninfas, eu quero perpetuar.
Tão leve.
O seu claro rubor que um volteio descreve
No ar dormente, denso de sono.
Amei um sonho?
À dúvida, montão de antiga noite; ponho
Fim, ao ver deste bosque a sutil ramaria
Provar-me que eu, na solidão, me oferecia
Em triunfo, aí de mim! a falta ideal de rosas.
Reflitamos...
Serão mulheres fabulosas
Que à exaltação dos teus sentidos atribuis?
Fauno, a ilusão se escapa dos olhos azuis
E frios, como fonte em prantos, da mais casta:
Toda suspiros, a outra, achas que ela contrasta
Qual brisa matinal quente no teu tosão?
Mas não! No lasso espasmo e na sufocação
Do calor, que a manhã combate, não murmura
Água se não a verte a minha flauta pura
De acordes irrorando o bosque; e o único vento
Pronto a exalar pelos dois tubos seu alento
Antes que em chuva árida espalhe os sons em fuga
É, no horizonte que não frisa uma só ruga,
O visível, sereno sopro artificial
Da inspiração, que ao céu retorna
Ó pantanal
Siciliano, cuja orla sossegada e vasta,
Rival dos sóis, a minha vaidade devasta,
Tácito, num florir de mil centelhas, CONTA:
“Que eu, um caniço aqui talhando, a flauta pronta,
Feita com arte, eis o ouro Glauco dos relvedos
Distantes dedicando a fontes seus vinhedos,
Ondeia uma brancura animal em repouso:
Ao alento preludiar do caniço, o gracioso
Vôo de cisnes, não! de náiades se assusta,
Foge ou mergulha...”
Tudo ferve na hora adusta,
Sem que se possa ver onde se esconderá
Tanto himeneu, cobiça de quem busca o lá:
Então despertarei, nos primeiros fervores,
Hirto e só, sob uma onda antiga de esplendores,
Lírios! e a um deles igual, a mesma ingenuidade.

Não o doce nada que de seus lábios se evade,
O beijo suave que perfídias assegura,
Meu peito, antes inatcto, atesta a mordedura
Misteriosa, devida a algum augusto dente;
Mas basta! arcano tal busca por confidente
O cálamo que sob o azul ressoa, quando
Da face para si a turbação desviando,
Sonha, num solo longo, ir assim distraindo;
A beleza em redor, a ela e a nós confundindo
Num engano que o nosso canto dissimula;
E fazer, no tom em que o amor se modula
Desvanecer-se do habitual sonho, de lado
Ou de costas, ao meu olhar semicerrado,
Uma sonora, vã e monótona linha.

Busca, pois, instrumento da fugas, maligna
Siringe, reflorir nos lagos, me aguardando!
Fero do meu rumor, continuarei falando
Dessas deusas; e, por idólatras pinturas,
Às suas sombras hei de arrancar as cinturas:
Assim das uvas ao sorver a claridade,
Para a mágoa banir fingindo alacridade,
Rindo ergo ao céu estivo o meu cacho vazio:
Soprando as peles luminosas me inebrio,
Até o anoitecer olhando através delas.

Ninfas, ressoprarei outras LEMBRANÇAS belas:
“Meu olhar dardejava, entre os juncos, um bando
De colos imortais seu ardor mergulhando
N´água, com gritos de ira até o céu da floresta;
No banho imergem-se as cabeleiras em festa
Entre frêmitos e brilhos, ó pedrarias!
Corro e duas surpreendo enlaçadas (pungia-as
O lânguido sabor do mal de serem duas),
Sonolentas, os braços soltos... e assim nuas
Eu as rapto, sem as desenlaçar, e em meio
A um maciço, da fútil sombra odiado, cheio
De rosas cujo aroma o sol ardendo inala,
A nossa festa ao dia incendido se iguala.”

Adoro a cólera das virgens, ó delícia
Feroz do sacro fardo nu que com malícia
Foge ao meu lábio em fogo ao absorver-lhe, tal
Um relâmpago, o íntimo frêmito carnal:
Dos pés da desumana ao coração da tímida
Entregando de vez sua inocência, úmida
De lágrimas e de menos tristes vapores.
“Meu crime foi, feliz de vencer os temores
Fingidos, apartar o tufo desgranhado
De beijos, que os deuses guardavam bem trançado:
Pois apenas fui ocultar um riso ardente
Entre as pregas sutis de uma delas (somente
Com um dedo a outro retendo, em seu candor de pluma,
Tingida do fervor que acende a irmã, nenhuma
Vergonha enrubescendo a ingênua, ao ver agrados)
De meus braços, por vagas mortes extenuados,
Aquela presa, eterna ingrata, se livraria,
Sem pena do soluço em que eu ébrio ofegava.”

Tanto faz! que ao prazer outras me arrastem pelos
Chifres atados às pontas dos seus cabelos:
Sabes, minha paixão, que purpúrea e madura
Cada romã explode e de abelhas murmura;
E o nosso sangue, a quem o atrai, se dá sem pejo
E fui com todo o enxame eterno do desejo.
Na hora em que o bosque de ouro e de cinzas se esmalta
Na folhagem extinta uma festa se exalta:
Etna! É sobre o teu chão, visitado por Vênus
Pousando em tua lava os brancos pés ingênuos,
Quando ronca um som triste ou a chama de acalma.
Agarro a deusa!
Ah, certo é o castigo...
Oh, não! a alma
De palavras vacante e este corpo indolente
Sucumbem ao torpor do meio-dia ardente:
Quero agora dormir, a blasfêmia olvidar,
E na areia jazendo, abrir a boca ao ar,
Do astro do vinho haurindo os raios eficazes!

Ninfas, adeus; vou ver vossas sombras fugazes.

(Tradução de Dante Milano)
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Na próxima postagem sobre Nijinsky, pretendo pontuar as cenas do poema de Mallarmé com a encenação do bailarino. Aqueles que quiserem participar deste exercício teórico estão convidados.

quarta-feira, 17 de fevereiro de 2010

Sai no Brasil coletânea de textos do alemão Heinrich Heine


Vale conferir a matéria do Jornal do Brasil assinada por Paulo Bentancur sobre o lançamento de uma Coletânea de textos de Heine: Os Deuses do Inferno. Já encomendei!
"RIO - Quando se fala em clássico alemão, ainda mais em poeta, a palavra que nos vem imediatamente à cabeça é Goethe. Mas, e Heine (1797-1856)? Aos poucos ele vai sendo conhecido no Brasil e talvez esse quarto título seu – Os deuses no exílio – que é lançado agora numa edição, sem nenhum exagero, brilhante, definitivamente o ponha como referência da qual não podemos fugir.
Não foi à toa que a editora Iluminuras esmerou-se em organizar escritos diversos que, no fundo, tratam de um mesmo tema, quase obsessão heininiana. O destino das divindades antigas, que alimentavam mais um imaginário mitológico que teológico. Não havia um altar em cada casa, mas vários. E os deuses comportavam-se como os humanos, medindo forças, demonstrando vícios, apaixonando-se, vingando-se.
Nascido na Judeia, o cristianismo difundiu-se primeiro no Oriente. São Pedro foi o primeiro bispo de Roma, mas o apóstolo mais ativo da igreja cristã foi São Paulo, que divulgou ativamente as novas doutrinas na Ásia Menor, na Grécia (origem dos maiores protagonistas de Heine) e na Itália. Religião revelada, trazia um mártir. Antes dele, uma sucessão de épicos eventos marcavam de forma mais poetizada e impressionante o politeísmo dos gregos, sobretudo os liderados pela figura sobre-humana de Zeus.
Sobre-humanos eram todos, mas suas características eram mais de atletas que de miraculosos, mais de viciados em todos os pecados do que rigorosos senhores a nos nortear para longe dos desvios. Os deuses antigos, antes que o cristianismo chegasse e os tornasse a todos uma lenda, uma literatura de ficção, eram parceiros do homem com armas que os homens não tinham. E iluminavam as suas biografias sagradas com o brilho de ações estupendas que os faziam heróis, prodígios, mais milagres que milagreiros – mas nunca, jamais, santidades.
Essa natureza edulcorada e mártir, eivada de bondade, que o cristianismo esparge a partir de suas leis, é quase o oposto do que pregavam os deuses de que Heine fala. E mais: ele nem os ressuscita. Tenta flagrá-los (o que torna o livro uma aventura fantástica e uma poesia tomada de ironia) nos dias de hoje, espécies de mendigos, de monstruosidades, de seres deformados, de fantasmagorias que, se por um lado potencializam a mitificação e o imaginário, por outro lado esvaziam por completo o elemento teológico.
Falar, que é bom, nem pensar
Onde estarão os deuses agora, uma vez que perderam seu Olimpo e o território que lhes foi dado é uma terra habitada por seres precários pelos quais eles já nem podem fazer nada nem sequer parecem querer?
Estão por todo lado, não exatamente em qualquer lugar, mas em lugares especiais nos quais a violência da presença revela espanto, não esperança, revela inquietação, não fé, revela desconforto, jamais conforto.
Publicado em 1853, a primeira versão na França, na Revue des Deux Mondes (graças à brevidade dos textos), e semanas depois na Alemanha, Os deuses no exílio – essa visão desconcertante de entidades divinas que, na edição brasileira, tem organização de Marta Kawano e Márcio Suzuki – é uma espécie de testamento literário de Heine. E que testamento! Equivalente, sem dúvida, ao epitáfio dos epitáfios.
Os deuses, os lendários deuses, aqueles diante dos quais os homens pareciam nutrir-se de uma força extra, não estão mortos, mas extraviados. Estão sem um papel a cumprir. Seus poderes foram moralmente destituídos pela nova e predominante religião.
Esses deuses que inclusive traíam uns aos outros, deuses que tinham sexo e que, homens, cobiçavam deusas, não só fêmeas como exuberantes. Disso todos sabíamos. Mas depois, quando passou a época de ouro na qual eles resplandeciam, o que foi feito deles? Ficaram na memória para alimentar uma ficção que até hoje circula e impressiona.
Porém mais impressionante é o que Heine faz. Mostra o quanto eles são cativos de gestos, trovões, raios, voos, mergulhos, desaparições e aparições – porém, falar, que é bom, nem pensar.
Jesus, que era um grande orador, teria piedade deles. E como se não bastasse, não é preciso evocar o nome de Jesus. Tais deuses mudos, fenômenos poderosos mistos de animais, em alguns requisitos perdem para o próprio e limitado ser humano. O homem fala, ora, escreve, lê, e, quando cai na crueldade, é perseguido pela culpa.
Esses deuses hoje sem atmosfera, uma vez que não tiveram linguagem (nós é que a criamos para desenhá-los verbalmente), deixaram de memória o quanto eram manhosos (em estratégias mais de raposa que de jogador de xadrez), ignorantes (em que episódio da mitologia se vê um viés psicológico de algum deles?) e implacáveis, malvados, como predadores.
Ruiu seu mundo substituído por outro. E o homem aprendeu que no máximo eram inimigos perigosos, diante dos quais era preciso estar armado. Não deixam de ser simpáticos – na comparação com as intocáveis e politizadas religiões contemporâneas – e simples. E estavam mais próximos de nós. Por isso, ainda andam por aí, nalguma calçada, metamorfoseados em rebotalhos que o mundo atual, virtual inclusive, ignora. Quem não sabe falar (e eles não sabiam) quase não passa de prestidigitador. E isso é puro truque que, com o tempo, vamos desmontando. Até mesmo com poesia, como fez Heine:“Ali está Krónos, o rei do céu, /As madeixas brancas como neve, /As famosas madeixas que fazem estremecer o Olimpo. /Ele mantém na mão o relâmpago apagado. /Em seu rosto há infortúnio e desgosto, /E no entanto sempre o antigo orgulho”.
Continuará a lenda que se tornou verdade. Porém, a verdade, revelada pelo poeta alemão, é dilacerante, humaniza os antigos deuses e simultaneamente arranca-lhes a máscara hoje já não mais impressionante".

domingo, 14 de fevereiro de 2010

A ERA DOS IMPERATIVOS E A REGULAÇÃO DO PRAZER

Independente dos múltiplos significados e origens da festa de carnaval - seja do culto a Isis, passando pelas bacantes e Dionísio às comemorações demarcadas pelo calendário cristão que cumpre a função de limitar o excesso transgressor - é interessante pensar sobre o lugar e o tempo destinado ao prazer.
O sentido do prazer assume significações distintas no tempo e no espaço e operam deslocamentos significantes a partir do lugar e função na cultura. Pensar no prazer nos faz quase que automaticamente, pensar no sexual, no erótico e no fluxo do prazer e do gozo específico da excitação sexual. Mas não tiramos prazer e gozo só da relação sexual genitalizada.
Aquilo que antes era transgressor e até mesmo subversivo pode receber as vestes da norma. O imperativo, seja ele qual for, obriga o sujeito a se alienar no comando de outra instância reguladora para além de sua singularidade e possibilidade de escolher. Sim! É isso mesmo! Regulação do prazer, do gozo e do sentido dado a priori sem nenhuma elaboração como efeito de uma marca subjetiva. O imperativo goze! Transforma-se em obrigação, em signo de aceitação. Alegre-se! Signo do sucesso e da adaptação e até mesmo de saúde.
Se consultarmos os antropólogos eles nos dirão que em toda cultura e sociedade há o tempo da festa e da comemoração cumprindo uma função simbólica específica no campo ritual. Aqui abro um parêntese para indicar o blog http://gpeculturais.blogspot.com/ que apresenta algumas reflexões interessantes sobre o carnaval frugal. Contradição que já aponta ao cerne do que na atualidade faz operar a cultura.
Contudo, há um limite para a regulação externa. Há uma dimensão subjetiva que dialoga com a cultura e esse dialogo só pode fazer funcionar o investimento psíquico na construção de sentido se houver a participação do sujeito no quantum de investimento e de quais significantes farão parte de sua experiência. O imperativo para ser obedecido captura o investimento libidinal e demarca o prazer. Só investimos no que é prazeroso, mas também tiramos prazer de responder aos imperativos para receber em troca amor e reconhecimento. Assim, dependendo da submissão ao imperativo o sujeito pode sim erotizar o sofrimento.
Quais marcas deixar e quais marcas permitir ser inscritas em nós depende de um processo de identificação, de inscrições dialogadas. Diálogo travado com traços que nos fazem singulares e que seu itinerário é construído numa relação entre o sujeito dividido, o desejo e o objeto causa do desejo – objeto que possui um traço, uma marca, a chave do encanto – o que chamamos de fantasia.
Alguém muito especial perguntou: “Com que fantasia eu vou ao carnaval que você me convidou?” É uma questão interessante na era dos imperativos e da regulação do prazer. Qual fantasia assumir? Quem vai gozar? Subverter é um bom caminho...

domingo, 7 de fevereiro de 2010

O DIABO ENAMORADO


Existem variados encontros de um sujeito com uma obra: um romance, um poema, uma escultura, uma pintura, um livro científico, filosófico ou psicanalítico. Desse encontro, inusitados efeitos se produzem; dos mais formais como resenhas e comentários até os mais íntimos e privados que causam um silêncio estrondoso. Um percurso singular que depende do sujeito e da obra. O que cada um procura em seu caminho inquieto, faltante e desejoso aponta para o que vai ser encontrado. A obra parece ficar à espera, cuidadosamente posicionada para surgir nas mãos e diante dos olhos desse viajante que sempre chegará a seu destino.
Diante de uma questão, todo um itinerário é percorrido nessa viagem feita em busca da mensagem que a responderá. Mas uma vez decifrado o enigma, a esfinge apresenta outro ainda mais inquietante.
Existem ainda aqueles que jogam suas mensagens ao mar como um naufrago a procura, não do encontro singular, mas apenas de terra firme. O que queres? Alguém, qualquer um, portador das velas - que iluminam a escuridão do barco a deriva - e da segurança do destino. Dái resulta um não encontro, não há encontro entre duas singularidades quando só há necessidade. O naufrago só pode pensar em sua sobrevivência, já pulou de um barco e está em busca de outro seguro que não o deixe a deriva.
Se a fantasia é nosso filtro com a realidade, pois não há real possível de simbolizar, ela posiciona o sujeito dividido diante do objeto que causa seu desejo numa relação de inclusão/exclusão, alienação/separação. “Que queres?” pergunta Jacques Cazotte por meio de seu “Diabo Enamorado”. A pergunta sobre o desejo sempre é diabólica. Nossa resposta também.
Interrogo-me se precisamos mesmo responder a essa pergunta. Penso que podemos enfrentá-lo, olhando nos olhos do diabo e não responder completamente a suas demandas. Colocar em cena uma questão singular. Se o diabo (desejo) pergunta: “Que queres?” Há a possibilidade de se escolher outra posição subjetiva na fantasia em relação ao Outro. Diante do goze! A resposta pode ser: quando quiser e se quiser. Diante do trabalhe! Há uma escolha de como trabalhar. Diante do ame! Há a escolha de não amar ou de amar para além do amor.
O desejo se constitui pela falta, se constitui na relação com o Outro. Ora busca-se satisfazer pulsões de desejos originados dessa divisão, outras vezes, para negar essa mesma divisão constitutiva há o imperativo de realizar o desejo do Outro em nós. Para qual desejo dizer sim ou não, é uma escolha!

segunda-feira, 25 de janeiro de 2010

O que a Antropologia tem a dizer à Psicanálise?





Para alguns pesquisadores, a pergunta: "O que a Antropologia tem a dizer à Psicanálise" pode soar confusa ou, até mesmo, estranha. Contudo, aqueles que fazem um bom uso da clínica e dos textos freudianos sabem e gostariam que a Antropologia tivesse muito o que dizer à Psicanálise.

No editorial da Revista, Denise Maurano celebra: "Neste décimo quarto número, o leque de assuntos enfocados está bastante diversificado. Temos a honra de abrir com um importante artigo de Alexandre Fernandes Corrêa intitulado O labirinto dos significantes na cultura barroca, no qual a Antropologia dialoga com a Psicanálise, trazendo como efeito uma importante contribuição tanto para a área de Estudos Culturais, quanto para a chamada Psicanálise em extensão. Tal artigo nos é especialmente caro por conta de aproximar-se bastante dos estudos que empreendemos sobre o tema e que motivou, anos atrás, o nome de nossa revista. Nele o autor a partir de um processo de pesquisa sociocultural, toma para si a tarefa sugerida por Lacan de realização de uma história cultural do significante, no caso, o significante barroco, buscando situar sua função na sociedade contemporânea e, mais precisamente, no imaginário social latinoamericano".

É um instigante convite e um belo brinde ao trabalho de parceria entre os pesquisadores do acontecimento psíquico e os pesquisadores do acontecimento cultural. Espero que esse trabalho de parcerias faça de nossas escutas um lugar possível de construção simbólica. Contribuição à Psicanálise em extensão, mas também à Psicanalise no campo da escuta clínica, se levarmos a sério o campo significante e sua "história cultural" apontada pelo leitor de Lévi-Strauss, Jacques Lacan.
Click na imagem da revista e tenha acesso ao artigo integral.
Boa leitura!